


Desde el 1 de diciembre de 2025, la Unión Europea ha puesto en marcha un régimen jurídico que redefine la protección del patrimonio cultural, productivo y técnico de sus territorios. Con la plena entrada en vigor del Reglamento (UE) 2023/2411, las Indicaciones Geográficas amplían su ámbito y dejan de estar reservadas a productos agroalimentarios, convirtiéndose en un escudo jurídico también para la artesanía y la industria tradicional.
Europa reconoce ahora que determinadas creaciones, cuya calidad, técnica y reputación se han perfeccionado a lo largo de generaciones—, no pueden comprenderse sin referencia a su territorio. La cerámica con identidad propia, el vidrio soplado mediante métodos ancestrales, la cuchillería forjada con maestría local o la marroquinería trabajada con procesos históricos encuentran un amparo jurídico que trasciende las fronteras nacionales.
El Saber Hacer como Patrimonio Protegido


Esta nueva figura jurídica sitúa el saber hacer en el centro del análisis, y lo hace con la solemnidad que merecen aquellos oficios que han sobrevivido a los siglos gracias a su excelencia técnica y a la identidad cultural que encarnan. No se trata únicamente de proteger objetos, sino de garantizar la continuidad de una relación íntima entre territorio, tradición y reputación.
Un Sistema de Protección con Doble Examen

El sistema configurado por la Unión Europea implica un doble examen: primero nacional y posteriormente europeo, que permite certificar que el vínculo entre el producto y su territorio no es una simple evocación comercial, sino una realidad demostrable. Tras la verificación estatal, la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO) asume la responsabilidad de confirmar la idoneidad de la solicitud, sometiéndola a un escrutinio riguroso antes de inscribirla en el registro oficial.
Impacto Cultural y Económico
La trascendencia de este régimen no reside únicamente en su arquitectura administrativa, sino en la transformación que promete para los sectores artesanos e industriales de Europa.


Conclusión: una oportunidad estratégica para nuestros clientes
La entrada en vigor del nuevo régimen europeo de Indicaciones Geográficas para productos artesanales e industriales no es únicamente un avance legislativo: representa una ventana de oportunidad sin precedentes para los sectores creativos, manufactureros y territoriales. Frente a un mercado global donde la autenticidad se ha convertido en un valor esencial, esta figura jurídica permite blindar lo que durante décadas ha sido difícil de proteger: el prestigio del origen, el saber hacer tradicional y la reputación acumulada por generaciones de productores.
Para nuestros clientes, desde agrupaciones artesanas hasta fabricantes con técnicas históricas, asociaciones sectoriales y entidades locales, este marco ofrece tres vías de actuación inmediatas: identificar productos susceptibles de protección, organizar o fortalecer estructuras colectivas de productores y definir una estrategia combinada de propiedad industrial que maximice la tutela jurídica.
En este escenario, nuestro despacho está en posición de aportar un valor diferencial decisivo. Podemos acompañar a nuestros clientes en todo el proceso: desde el análisis preliminar de viabilidad, pasando por la redacción técnica del pliego, la gestión ante las autoridades nacionales, la representación ante la EUIPO y, posteriormente, la defensa del signo frente a imitaciones o usos indebidos. Además, ofrecemos asesoramiento para integrar la IG dentro de una estrategia global de marca, reforzando la competitividad y ampliando la presencia de los productos en mercados internacionales.
Europa ha dado un paso firme para dignificar la tradición y reconocer jurídicamente la singularidad de lo auténtico. Ahora corresponde a los productores y titulares aprovechar este marco renovado. Y nuestro compromiso es claro: acompañarlos con precisión técnica, visión estratégica y la experiencia necesaria para convertir esta nueva regulación en una ventaja real y sostenible para su negocio.




