Se entiende por diseño la apariencia de la totalidad o de una parte de un producto, que se derive de las características especiales de, en particular, línea, configuración, color, forma, textura o material del producto en sí o de su ornamentación. La apariencia es el bien jurídico protegido, aquello que hace que el consumidor, ante dos productos de idéntica funcionalidad, se decante por uno u otro en función de la estética que le resulte más atractiva:
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DMC 001240030-0003 |
DMC 002275768-0001 |
Cerca del 70% de las empresas afirma tener en cuenta de alguna manera el diseño en su estrategia. La mayoría de las empresas relaciona el diseño con la mejora de ventas y de imagen. No obstante, las empresas no conceden suficiente importancia a la protección de los diseños y de la innovación. Menos de un tercio de las empresas protege legalmente sus diseños y un elevado porcentaje (15,8%) dice desconocer esta cuestión.
La duración de la protección legal de los diseños va desde los cinco a los 25 años. Sin protección, el diseño no será nuestro y cualquiera podrá copiarlo o imitarlo sin que podamos evitarlo.
A diferencia de lo que ocurre con los signos distintivos, la impresión general de un usuario informado en el ámbito de los diseños no se ve afectada por el riesgo de confusión, instituto propio de las marcas. Esto es, “la infracción del diseño no requiere que haya confusión ni en el consumidor ni en el usuario informado; tan solo exige que, a los ojos de este, el producto controvertido produzca una misma impresión general”.
en estos tiempos es preciso buscar la competitividad en la diferenciación. Las empresas que apuestan por el diseño son aquellas que han entendido su valor estratégico y quieren aprovechar su potencial.
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